El vicealmirante Gouveia e Melo abordó el asunto al final de una visita al dispositivo de vacunación instalado en el centro de congresos Europarque, en Santa Maria da Feira, municipio del distrito de Aveiro. Este centro ha sido operado por profesionales del grupo local de centros de salud, empleados del municipio y una red de voluntarios.

Tras abordar el tema con los responsables del funcionamiento de esta estructura, que ha venido distribuyendo una media de 1.600 vacunas diarias para una población base de unos 140.000 habitantes, el coordinador no se comprometió con una fecha concreta para transferir las prestaciones de los ayuntamientos a los respectivos centros de salud, pero calificó la futura transición de "natural". "Al final de este proceso, cuando sólo tiene cosas residuales, todo este sistema que fue construido para la vacunación masiva empieza a volver al proceso normal de vacunación, que también es muy robusto", declaró Gouveia e Melo.

Recordando que en pleno invierno la red de atención primaria del Sistema Nacional de Salud ya vacuna "a tres millones de personas contra la gripe", el vicealmirante defendió que los centros sanitarios portugueses están en condiciones de continuar la inoculación contra el virus: "Nuestro sistema sanitario es fuerte. Ya lo ha demostrado. En términos de vacunación, es un sistema robusto y muy antiguo. De lo que se trataba [hasta ahora] era de llevar a cabo de forma masiva, urgente y rápida un proceso de esta envergadura y hemos sido capaces de hacerlo", subrayó.

La prioridad, por ahora, será administrar en las próximas "tres o cuatro semanas un millón y medio de primeras dosis", especialmente en la población de 12 a 17 años: "Estamos vacunando a más de 80.000 personas al día. A estas alturas, me gustaría estar vacunando a 120.000 al día, porque tenemos capacidad para ello, pero ya estoy pidiendo la colaboración de todos los portugueses por adelantado, porque la vamos a necesitar", dijo.

Para Gouveia e Melo, sólo con esta disponibilidad colectiva será posible agilizar el actual proceso de vacunación masiva. "Todavía tenemos que terminarlo para que podamos volver a nuestra vida normal, incluyendo el sistema nacional de vacunación", argumentó, rechazando la hipótesis de asistir a un aumento del número de rechazos a la vacuna, por posible miedo a los efectos de la misma en las franjas de edad más jóvenes. "En Portugal, la negación es residual. Somos un pueblo con muchos siglos de historia, que aprendió a interpretar bien cuáles son las medidas más racionales, y la vacunación es súper racional. Es lo que nos va a salvar, no el otro tipo de ideas raras que surgen con demasiada frecuencia en el sistema", concluyó.