En su manifiesto "Por una dieta consciente en Portugal", los representantes del sector "repudian y condenan" la orden del Gobierno, publicada en agosto, que regula los menús escolares, excluyendo alimentos como algunos embutidos o hamburguesas, además de imponer otras restricciones con el fin de reducir los niveles de consumo de sal y azúcar.

"Consideramos que es una orden empírica, sesgada, con información cuestionable, que no se apoya en ningún estudio científico ni en la legislación nacional y comunitaria vigente. Afirma que los alimentos de origen animal son perjudiciales para la salud cuando se producen bajo estrictas normas de higiene", reza el manifiesto.

El documento también subraya que los alimentos seguros, según la legislación vigente, "son alimentos sin riesgo para la salud, por lo que no son perjudiciales ni inapropiados para la salud de los consumidores".

"No vivimos en una dictadura alimentaria, los ciudadanos deben estar adecuadamente informados para que puedan elegir de forma libre y consciente sus opciones alimentarias. No se trata de prohibir, sino de proporcionar las herramientas fundamentales que permitan las mejores opciones para cada caso individual. Naturalmente, puede haber alimentos más y menos saludables en función de la salud de cada ciudadano, por lo que cada ciudadano debe saber elegir según su situación individual", reza el documento.

Los firmantes del manifiesto, entre los que se encuentran la Federación Nacional de Cooperativas de Productos Ganaderos (Fenapecuária), la Federación Portuguesa de Asociaciones Avícolas (Fepasa) o la Federación Portuguesa de Asociaciones de Porcicultores (FPAS), exigen que se informe a los estudiantes y se les capacite para que puedan hacer "elecciones libres y conscientes" sobre su alimentación.

También piden que se aclare la "riqueza nutricional de la carne y los productos cárnicos" frente a otros "nutricionalmente desfavorables".

Los bocadillos de chouriço, los croissants, la pizza y las patatas fritas son algunos de los alimentos que ahora se prohíben en los bares de los colegios públicos, mientras que tampoco habrá hamburguesas, perritos calientes o zumos con azúcar añadido.

Estas son algunas de las restricciones previstas en un diploma gubernamental, publicado en agosto, que limita la "venta de productos perjudiciales para la salud" en los bufés y máquinas expendedoras de los colegios.