El exdirector de Sanidad, Francisco George, ha asegurado que el Estado "no puede ignorar" los problemas relacionados con el tráfico de cannabis, al tiempo que ha reiterado que la regulación de su venta sería positiva para los consumidores y solo negativa para los traficantes y vendedores.

En una entrevista con Lusa en la sede de la Cruz Roja Portuguesa (CVP), institución que preside desde octubre de 2017, Francisco George explica por qué ha firmado una carta abierta al parlamento, suscrita recientemente por más de 60 personalidades, en la que se defiende la regulación del cannabis y se propone que la legislación defina la edad mínima para el consumo, las normas para el cultivo y la producción, y crear un impuesto especial

"Las medidas que propone este grupo son buenas para la salud pública, son buenas para la salud de cada consumidor y son malas para los traficantes", ha dicho el médico especialista en salud pública, que dejó el cargo de director general de Sanidad en 2017, tras 12 años al mando de la Dirección General de Sanidad (DGS).

Pero las propuestas no apuntan al libre comercio de esta sustancia, dice Francisco George, en un momento en que la legalización del cannabis está en discusión en la comisión parlamentaria de salud, con proyectos de ley presentados por el Bloque de Izquierda y por Iniciativa Liberal.

Las propuestas van hacia la "legalización del comercio, el comercio controlado y el comercio regulado del cannabis, para evitar que el consumo se inicie en la adquisición ilegal", argumenta Francisco George.

Los datos de un estudio sobre conductas adictivas a los 18 años realizado por el Servicio de Intervención en Conductas Adictivas y Adicciones (SICAD) muestran un aumento paulatino del consumo reciente de cannabis por parte de los jóvenes, que se situaba en el 22,6 por ciento en 2015, cifra que ha subido al 23,8 por ciento durante el año siguiente, al 25,3 por ciento en 2017 y al 26,7 por ciento en 2018.

En la población general, la última encuesta nacional de consumo de sustancias psicoactivas del SICAD, realizada en 2016/17, indicaba que uno de cada diez portugueses ya había consumido cannabis al menos una vez en su vida, y que casi medio millón consumía esta droga de forma habitual.

En una entrevista en el Palácio Conde d'Óbidos, sede del CVP, Francisco George también advierte del aumento de la peligrosidad de estas sustancias en cuanto a los "efectos eufóricos, de los psicofármacos que contienen", subrayando que "el Estado no puede ignorar que este problema existe".

Para el ex director general de Sanidad, al que sucedió Graça Freitas, la legalización "sólo perjudica a los traficantes".

Además, subraya, "es buena para todos los portugueses", incluso en términos de salud pública, porque las cantidades recaudadas por el fisco, una vez gravada la actividad, se destinarán a proyectos de prevención e información pública.

"Una cosa es el pago rápido al traficante: 'Toma 20 euros, dame la sustancia, que espero que esté bien', y ambos huyen rápidamente. Otra cosa es que un asistente le proporcione la misma sustancia y le explique al consumidor que puede buscar servicios de apoyo, que le explique que no debe abusar de ella y que debe tener una edad adecuada para poder consumirla", explica.

Ante esta realidad, Francisco George afirma que no es difícil entender cuál es "la mejor ecuación" cuando se trata de elegir entre "el mundo del tráfico" o estar "en un mundo basado en la información, la pedagogía y sin miedo al proveedor".