"Los vuelos asociados a los principales aeropuertos portugueses, considerados solo en un sentido (y no de ida y vuelta), supusieron 4,75 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero en 2018", afirma Zero, basándose en los datos de Airport Tracker, una herramienta lanzada por la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, de la que forma parte la asociación ecologista Zero.

El aeropuerto de Lisboa es, según la misma fuente, el principal responsable de las emisiones asociadas a los vuelos de salida, con 3,03 millones de toneladas de gases de efecto invernadero (el 64 por ciento del total de emisiones), seguido de Oporto, con 9,77 millones, y Faro (0,57).

"En el futuro, los aviones con baterías pueden ser adecuados para vuelos más cortos y los que funcionan con hidrógeno son más prometedores para los viajes de larga distancia. Sin embargo, dado que incluso los principales fabricantes creen que los motores tradicionales de los aviones dominarán en 2050, es poco probable que estas tecnologías lleguen a tiempo para limitar el impacto climático de la industria para cumplir con los objetivos de descarbonización global", advierte ZERO.

"Para CERO, es esencial considerar el total de las emisiones asociadas a la totalidad de los vuelos en los objetivos de neutralidad climática y no sólo incluir los vuelos domésticos y las emisiones asociadas a los aterrizajes y despegues", concluye el comunicado.