El ministro de Administración Interior (MAI) dijo que en las próximas décadas Portugal debe apostar por "mecanismos de migración legal, segura y ordenada", de forma que se garanticen los derechos a la salud, la vivienda y el trabajo.

"Portugal es un país, según los últimos censos, que está marcado por el envejecimiento, necesita inmigrantes. Por lo tanto, debe privilegiar los mecanismos de migración legal, segura y ordenada como forma de garantizar el respeto a los derechos humanos en ámbitos tan diferentes como el derecho a la salud, a una vivienda adecuada y a una relación laboral justa", dijo Eduardo Cabrita, en la sesión de apertura de la conferencia internacional sobre Retornos Forzados y Derechos Humanos, organizada por la Inspección General de Administración Interna (IGAI).

Cabrita sostuvo que la migración legal es "una prioridad" que obliga a Portugal "a ser inflexible en lo que es la gestión de las fronteras comunes europeas y la lucha contra los fenómenos criminales que se nutren de la extrema fragilidad humana".

En este sentido, afirmó que el tráfico de personas debe ser "combatido a nivel nacional y en articulación a nivel europeo", destacando el nuevo mandato de la agencia europea de control de fronteras Frontex, la "primera fuerza europea con medios operativos propios" y que deberá contar con hasta 10.000 efectivos en 2027.

Eduardo Cabrita dijo también que Europa debe "mirar a la gestión de los flujos migratorios de forma coordinada, coherente y sobre todo preparada", teniendo en cuenta la dimensión humanitaria de los recientes acontecimientos en Afganistán.

En la conferencia, el ministro destacó los cambios registrados en Portugal, que en las últimas décadas se ha convertido en "un país receptor de ciudadanos extranjeros de múltiples orígenes".

"Portugal, que hace 30 años tenía menos de 100.000 ciudadanos extranjeros, llegó, incluso en tiempos de pandemia, a cerca de 680.000 ciudadanos extranjeros con residencia legal a finales de 2020", subrayó.

Según Eduardo Cabrita, más de medio millón de ciudadanos extranjeros han adquirido la nacionalidad portuguesa desde 2007, cuando la ley de nacionalidad sufrió importantes cambios.

"Desde entonces, el número de adquisiciones de nacionalidad portuguesa ha pasado de unas 5.000 al año a más de 50.000 al año", dijo, subrayando que los retornos a los países de origen de los inmigrantes que llegan a Portugal de forma irregular deben hacerse con "respeto a la dignidad humana".