El electricista está acusado de 37 delitos de fraude informático y 38 delitos de fabricación y venta de dispositivos ilícitos, mientras que los restantes 37 acusados están en el tribunal por el delito de acceso ilegítimo y el delito de uso de dispositivos ilícitos.

Durante la primera sesión del juicio que se celebró en el Auditorio del Rectorado de la Universidad de Coimbra, debido al elevado número de acusados, el electricista João Antunes dijo estar "arrepentido de todo esto".

Explicó al Tribunal de Coimbra que empezó instalando cajas y routers en casa de amigos directos, y que luego amplió la actividad debido al "boca a boca", señalando situaciones en las que no era él quien proponía el servicio.

Las cajas y routers que encargaba y programaba y que luego instalaba en los domicilios de los clientes costaban "unos 95 euros". El electricista negó haber recibido el pago de ninguna cuota mensual o anual por los servicios.

Según João Antunes, esta actividad le traía "disgustos y pérdidas" porque había quienes no le pagaban inmediatamente después de la instalación y en algunos casos porque el servicio no siempre funcionaba.

Al comienzo del juicio, seis de los 37 acusados restantes estaban ausentes y 24 optaron por no hablar.