Marzo es el mes de la concienciación sobre el cáncer colorrectal y un buen momento para obtener información sobre este tema.

Mito: No hay nada que pueda hacer para evitar el cáncer colorrectal.

La realidad: Puede reducir el riesgo de padecer cáncer de colon modificando su estilo de vida. Seguir una dieta baja en grasas y rica en verduras y frutas y hacer ejercicio puede reducir el riesgo de desarrollar cáncer de colon.Dado que la mayoría de los tipos de cáncer colorrectal se desarrollan a partir de pólipos precancerosos (crecimientos en el revestimiento del colon y el recto), los métodos de cribado pueden detectar y eliminar los pólipos ANTES de que se conviertan en cáncer, como la colonoscopia, la sigmoidoscopia, los kits de análisis de heces y la colonoscopia virtual.

Mito: El cáncer colorrectal es mortal.

Realidad: El cáncer colorrectal puede ser curable cuando se detecta a tiempo. Más del 90% de los pacientes con cáncer colorrectal localizado (limitado al colon o al recto) están vivos cinco años después del diagnóstico. Por desgracia, sólo un tercio de todos los cánceres colorrectales se diagnostican en esta fase temprana.

Mito: El cribado sólo es necesario para las personas con síntomas.

Realidad: Dado que el cáncer colorrectal en su fase inicial no suele presentar síntomas, los cribados recomendados son importantes para detectar este tipo de cáncer. Los cribados comprueban la presencia de cáncer en una persona sin síntomas. Todos los hombres y mujeres de 45 años o más deben someterse a cribados rutinarios para detectar el cáncer colorrectal.Las personas con antecedentes personales o familiares de cáncer colorrectal o pólipos, o con antecedentes personales de enfermedad inflamatoria intestinal, así como las que presentan síntomas como hemorragia rectal, se consideran de alto riesgo y pueden necesitar someterse a un cribado antes de los 45 años. Además, las mujeres con antecedentes personales o familiares de cáncer de ovarios, de endometrio o de mama pueden necesitar una revisión antes de los 45 años.

Mito: La colonoscopia es un procedimiento difícil de realizar.

Realidad: Este examen no es doloroso. Para minimizar las molestias se suele sedar al paciente. Las molestias suelen ser causadas por el gas que se introduce en el colon, un procedimiento necesario para que el médico pueda visualizar el revestimiento del colon. La parte desagradable del procedimiento es la preparación en sí misma (o "bowel prep") que debe realizarse antes del examen. Sin embargo, es de extrema importancia que se lleve a cabo a fondo. Una preparación inadecuada puede hacer que se pasen por alto hallazgos como pólipos o la necesidad de repetir el procedimiento.

Mito: Desarrollar un pólipo en el colon o en el recto significa que tengo cáncer y que debo operarme.

Realidad: Un pólipo puede ser una lesión precancerosa que, si no se trata, puede evolucionar hacia un cáncer de colon. Si estos pólipos se detectan a tiempo y se extirpan antes de que puedan progresar, se puede prevenir el cáncer de colon. La mayoría de los pólipos se tratan extirpándolos durante la colonoscopia. Incluso los pólipos grandes pueden extirparse sin necesidad de cirugía, aunque es posible que se necesite un cirujano colorrectal o un especialista para realizar estos procedimientos.

Si se detecta que un pólipo es canceroso, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para extirpar esa parte concreta del colon. Incluso si se necesita una intervención quirúrgica, muchos procedimientos pueden realizarse mediante enfoques laparoscópicos, robóticos o mínimamente invasivos, lo que minimiza el tiempo de recuperación y el dolor, además de proporcionar beneficios adicionales.

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