En una nota enviada a la agencia de noticias Lusa, Quercus explicó que participó en la consulta pública sobre el nuevo Almacén Temporal Individualizado (ATI-100) de la central nuclear española, a través de la cual presentó sugerencias alternativas a la propuesta realizada por la Empresa de Centrales Nucleares Almaraz-Trillo(CNAT), promotora del proyecto.
"Abogamos por que la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente emita un dictamen solicitando una alternativa definitiva para los residuos nucleares", argumentó.
El ATI-100 es un paso intermedio del VII Plan de Residuos Radiactivos de España.
Según el proyecto, no se encontrará una solución definitiva antes de 2073, que sería un Almacén Geológico Profundo (AGP).
"Creemos que es necesaria una alternativa a lo propuesto [ATI-100]. Es necesario acelerar la disponibilidad del AGP, poniendo en marcha cuanto antes el complejo proceso político, social y técnico que conduzca a una solución menos lesiva, ya que el problema de los residuos radiactivos de alta actividad no puede abordarse sin riesgos ni perjuicios", resumió Quercus.
Respecto a lo que se está analizando actualmente, los ecologistas subrayaron que "deberían preverse desde ahora situaciones como la posible instalación de un Almacén Temporal Descentralizado (ATD) y si la instalación del ATI-100 no podría comprometer el ATD".
"¿No debería haber, por tanto, un Estudio de Impacto Ambiental posterior e independiente, tal y como se indica en el documento actualmente en discusión?", cuestionaron.
Además, añadieron que el documento en análisis "no contempla la posibilidad de un accidente grave o catastrófico", un riesgo que, según Quercus, "debería tenerse en cuenta".
"El plan de gestión de residuos demuestra que la energía nuclear es cara, sucia y peligrosa. Llevamos muchos años luchando con el Movimiento Ibérico Antinuclear(MIA) por el cierre de la central nuclear de Almaraz, que supone un peligro para España y también para Portugal", concluyen.
En agosto, la APA anunció la consulta pública en curso (hasta finales de mes) para la construcción de un nuevo almacén en la central nuclear de Almaraz, para depositar residuos altamente radiactivos a 100 kilómetros de la frontera con Portugal.
Los ecologistas subrayan que la mejor forma de gestionar los residuos nucleares es no generarlos, por lo que abogan por el cierre de todas las centrales nucleares.
La central de Almaraz está situada junto al río Tajo y limita con los distritos portugueses de Castelo Branco y Portalegre, siendo Vila Velha de Ródão la primera localidad portuguesa bañada por el Tajo tras la entrada del río en Portugal.
En funcionamiento desde 1981 (explotación comercial desde 1983), la central está situada en una zona de riesgo sísmico y a sólo 110 kilómetros en línea recta de la frontera portuguesa.
El Gobierno español renovó la licencia de explotación de los grupos I y II de la central de Almaraz en julio de 2020, prorrogándola hasta el 1 de noviembre de 2027 y el 31 de octubre de 2028, respectivamente.
En junio, la empresa pública española Enresa, responsable de la gestión de los residuos radiactivos, anunció el inicio del proceso de licitación de los servicios de ingeniería para el desmantelamiento de la central nuclear de Almaraz, situada en la provincia de Cáceres.
Los propietarios de la central de Almaraz son Iberdrola (53%), Endesa (36%) y Naturgy (11%).