El punto de encuentro está previsto para las 15 horas del domingo, junto a la rotonda de Relógio, cerca de uno de los accesos al aeropuerto, y el objetivo es promover "la interrupción de las horas punta de los vuelos en el aeropuerto de Lisboa, la infraestructura más contaminante del país en estos momentos".

Para los ecologistas, el aeropuerto es "un espejo no sólo de la turistificación a la que se enfrentan las ciudades, sino también del monstruoso tamaño de la industria mundial de la aviación".

Citada en el comunicado, la portavoz, Maria Lourenço, afirma que la "gran transformación social" que es necesaria "sólo puede ser protagonizada por el poder popular y no por empresas y gobiernos".

"Para evitar el colapso climático y social, necesitamos reducir al menos el 85% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Portugal de aquí a 2030", afirma, impugnando la posibilidad de cualquier proyecto de expansión y pidiendo el fin del "absurdo de los jets privados y de los vuelos de corta distancia (como Lisboa-Porto)".

De aquí a 2030, será necesario reducir el impacto de la aviación comercial y, paralelamente, se impone "una inversión masiva en una red de transporte público gratuita y electrificada, que sirva a todo el territorio y tenga buenas conexiones internacionales", añadió.

Según el movimiento, "el aeropuerto de Lisboa y la industria de la aviación son uno de los principales culpables de la crisis climática en Portugal", criticando la decisión de construir una nueva estructura.

En Portugal, "existe un consenso parlamentario sobre la construcción de un nuevo aeropuerto y la expansión de esta industria mortal para todos. Esto no puede ocurrir: cada nueva infraestructura emisora es una bomba de carbono que caerá sobre nosotros", afirman los activistas, que lamentan el resultado de las elecciones legislativas.

"Con los resultados electorales, ha quedado aún más claro que este sistema no nos salvará. De hecho, todo lo contrario: se está derrumbando y nos empuja al abismo climático", acusan.

Por lo tanto, "nos corresponde a nosotros, la gente común, tirar del freno de emergencia, construir la democracia popular y entrar en la resistencia climática ahora", argumentan.