Recuerdo muy bien el año pasado, cuando la Convergencia Atlántica de Lisboa apenas era un susurro en el calendario tecnológico. Fui uno de los primeros en escribir sobre ella, en un momento en que pocos se habían dado cuenta aún de la importancia estratégica de esta iniciativa. No se trataba de un evento tecnológico más, sino de una señal del papel emergente de Lisboa en el ecosistema digital mundial. Ese primer instinto se confirmó cuando Ivo Ivanov, Director General de DE-CIX, me invitó a asistir a la conferencia. Pocos meses después, Lisboa ya no es una nota a pie de página, sino el centro de atención.

Lo que DE-CIX ha conseguido desde entonces no es otra cosa que una transformación. Conocida mundialmente como operadora de algunas de las mayores y más avanzadas bolsas de Internet del mundo, DE-CIX no sólo ha ampliado su presencia en todo el planeta, ¡incluso en Brasil! sino que también ha reafirmado el papel central de Portugal en la conectividad transatlántica. La visión de Ivanov fue clara desde el principio: Lisboa no es sólo una ubicación conveniente en el mapa, es la intersección estratégica de Europa, Sudamérica y África.

Esta perspectiva no es abstracta. La expansión de la empresa en centros de datos portugueses, como Equinix, AtlasEdge y Start Campus, y su actual asociación con Altice Wholesale Solutions en las instalaciones de Linda-a-Velha, son pasos concretos que ponen de relieve la integración de Lisboa en la arquitectura global de DE-CIX. Estos centros no se limitan a albergar tráfico local, sino que sirven de puntos de interconexión para redes transatlánticas y paneuropeas, directamente conectadas al corazón de la infraestructura de DE-CIX.

Ivanov lo expresó sucintamente durante su intervención: "Lisboa ya es una pasarela y ahora es una pasarela de conectividad". Es más que poético. Con más de 20 cables submarinos aterrizando en Portugal y uno de los índices de penetración de fibra hasta el hogar/edificio más altos de Europa, Lisboa está posicionada para convertirse no sólo en un centro digital, sino en la capital del flujo de datos panatlántico.

En sólo seis años, DE-CIX ha registrado un crecimiento del 1.200% en la actividad de redes locales en Portugal. Esta expansión no sólo demuestra la visión de futuro de la empresa, sino también el potencial de Portugal como potencia digital mundial. Refleja un cambio más amplio: en un mundo que antes dirigía los datos sudamericanos a través de Estados Unidos para llegar a Europa, la lógica apunta ahora directamente a Lisboa. Es más rápido, más eficaz y geopolíticamente más inteligente.

Hay algo profundamente simbólico en esta trayectoria. Como alguien que destacó por primera vez la Convergencia Atlántica antes de que se convirtiera en un punto de contacto de la industria, es gratificante ver cómo la emergencia de Lisboa se ve validada por las acciones de un actor global como DE-CIX. Y mientras veo a Portugal asumir con confianza su papel de centro transcontinental, recuerdo que la infraestructura digital no consiste sólo en cables y centros, sino en conectar el futuro. Y ese futuro pasa cada vez más por Lisboa.