En relación con la región EMEA (Europa, Oriente Medio y África), en la que forma parte de un grupo de 45 países, ascendió al puesto 23º. Entre los 37 países con una población inferior a 20 millones de habitantes, mantuvo su puesto 21.

El estudio, realizado por el IMD y que, a nivel nacional, cuenta con la colaboración exclusiva de la Porto Business School, demuestra que Portugal forma parte de un grupo intermedio de madurez digital, con avances consistentes, pero evidentes desafíos estructurales.

Avance digital

Cabe destacar que, con este resultado, el país sube en el ranking por tercer año consecutivo, a pesar del panorama competitivo altamente exigente en la región EMEA. En comparación con países geográfica o económicamente próximos -como España, Irlanda o Italia-, los resultados de Portugal revelan una relativa fortaleza. Según los indicadores del IMD, Portugal se mantiene por delante de estos países en los indicadores de competitividad global, lo que refuerza la relevancia estratégica de su avance digital.

Entre las tres categorías evaluadas, Portugal subió una posición en "Conocimiento", alcanzando el puesto 28. En este sentido, destacan los resultados obtenidos en las áreas de "Talento" (25º) y "Concentración Científica" (25º). El mayor punto fuerte identificado fue la "Relación alumnos/profesor (enseñanza superior)", donde Portugal ocupa la 10ª posición. En cambio, está entre los últimos (61º) en "Formación de los empleados". En el factor "Tecnología", Portugal mantiene su 36ª posición, gracias a los resultados obtenidos en los parámetros "Marco reglamentario" (20º) y "Capital" (45º). Aquí, las "Leyes de Inmigración" (5º) y las "Tecnologías de la Comunicación" (8º) se identifican como las principales ventajas competitivas portuguesas, en contraste con las debilidades en "Banda Ancha Inalámbrica" (56º) y "Exportaciones de Alta Tecnología (%)" (52º).

Por último, y en sentido contrario, el país perdió una posición en la categoría "Preparación para el futuro". Esta caída está relacionada con la baja "Agilidad empresarial" (58º) y el débil "Uso de Big Data y Analytics" - las principales debilidades identificadas por el IMD - dimensiones muy valoradas en el escenario global. Las principales fortalezas de Portugal en este campo están relacionadas con los subfactores de "Legislación para la Protección de la Privacidad" (2º) y "Flexibilidad y Adaptabilidad" (11º).

"Coherente

José Esteves, decano de la Porto Business School, afirma: "Por tercer año consecutivo, Portugal ha subido en el ranking, una clara señal de que estamos construyendo una trayectoria consistente de progreso en competitividad digital. Pero este avance no es sólo un motivo de satisfacción, es sobre todo una invitación a la ambición. Si queremos consolidar esta dinámica, ahora necesitamos acelerar: desarrollar el talento con nuevas competencias, integrar la analítica en las decisiones de negocio y crear organizaciones más ágiles y preparadas para la disrupción tecnológica. Como socios exclusivos del IMD en Portugal, en Porto Business School asumimos la responsabilidad de transformar estos datos en acción."

Suiza a la cabeza

Suiza (1º), EEUU (2º) y Singapur (3º) son los países más avanzados digitalmente entre las 69 economías globales evaluadas por el Ranking de Competitividad Digital de este año. El documento también informa de que los líderes de todo el mundo se enfrentan a la imprevisibilidad de la IA, los flujos de talento y la evolución de la normativa, y estos tres países demuestran que las infraestructuras y las reservas de talento de categoría mundial... Confianza.

Este análisis revela puntos comunes que son particularmente relevantes para el contexto portugués, demostrando que la competitividad digital depende no solo de la tecnología, sino sobre todo de la capacidad de movilizar el talento, transformar los modelos de negocio y acelerar la adopción de herramientas analíticas. Portugal no ha dejado de evolucionar, pero los casos internacionales demuestran que la inversión progresiva en estas dimensiones es crucial para consolidar una posición más fuerte en la escena mundial.

El informe indica, sin embargo, que este paradigma puede cambiar, ya que las tensiones comerciales afectan cada vez más a los flujos de datos, las normas técnicas y las prioridades de inversión. Ante la actual fragmentación comercial, los países y las regiones se encuentran en una carrera contrarreloj para encontrar un terreno común.