Una de las tres variantes representa alrededor del 70 por ciento de los genomas virales analizados en el estudio y se caracteriza por "una mutación muy específica" que afecta a las regiones en las que los anticuerpos están vinculados.

"En este estudio, realizado en colaboración con el Instituto Gulbenkian de Ciencias [IGC], hemos comprobado que las variantes que están caracterizando esta segunda ola en Portugal tienen mutaciones que no fueron descritas durante toda la primera ola", dijo João Paulo Gomes, responsable de la unidad de bioinformática del Departamento de Enfermedades Infecciosas del INSA.

Las tres variantes más frecuentes, cada una reconocida por un cambio diferente en la proteína de Spike (A222V, S477N o S98F), se detectaron en todas las regiones del territorio continental de Portugal, lo que sugiere que fueron los principales corresponsables de la segunda ola epidémica.

El coordinador del "Estudio de la diversidad genética del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19) en Portugal" explicó que esta situación es el resultado de "un proceso de adaptación del virus a los humanos".

"Es normal que esto ocurra, hace un año que el virus apareció para infectar a los humanos, así que es perfectamente normal", dijo, ejemplificando que "la variante del Reino Unido que apareció ahora es una más y no será la última, desafortunadamente", y eso causa preocupación.

En cuanto a las mutaciones observadas en el país, el investigador afirmó que algunas "son bastante interesantes", pero no son exclusivas de Portugal, destacando que "una de las mutaciones caracteriza una variante que apareció en España hace unos meses y que se extendió por el resto de Europa a una velocidad asombrosa" y que ahora se observó en Portugal.

Preguntado si esta variante es más letal y si puede explicar el aumento de casos en la segunda ola, el investigador afirmó que en términos clínicos no hay pruebas de ello.

El aumento de casos puede justificarse por la existencia de variantes genéticas con mayor capacidad de transmisión, pero el investigador considera que el comportamiento social es la base del mayor número de casos en la segunda ola.