"Los envases de plástico en Portugal representan el 8% de los residuos. Cada habitante produce unos 40,3 kg al año, por encima de la media de la Unión Europea. Necesitamos medidas para reducir el consumo de plástico, porque si otros países pueden hacerlo, nosotros también", dijo Joana Correia Prata, investigadora de la Universidad de Aveiro.

El país sigue enviando directamente "el 33 por ciento de los residuos al vertedero", que sigue siendo "la forma dominante de tratamiento de residuos en Portugal", ya que también hay restos de otras formas de tratamiento de residuos, como el reciclaje, que acaban yendo al vertedero.

Los plásticos, con "material muy degradado", que no se puede reutilizar, o "materiales que mezclan diferentes tipos de plástico" acaban en los vertederos del país.

Joana Prata admite que "hace falta mucha regulación en cuanto a los aditivos del plástico", y reconoce que "la Unión Europea está haciendo un esfuerzo", pero que "es muy difícil".

"Hay muchos plásticos diferentes, a pesar de las grandes categorías de polímeros, cada tipo de plástico tiene una mezcla de aditivos que nadie conoce realmente porque es un secreto industrial de cada empresa. Es muy difícil llegar a conclusiones, porque el mercado es muy grande y hay mucho. Pero sí, lo ideal sería poder regularlo y que todo fuera reciclable", dijo.

El estudio "El camino hacia el uso sostenible y la gestión de residuos de plásticos en Portugal", también analiza la balanza comercial portuguesa en materia de plásticos.

"Portugal importa muchos plásticos, y también exporta, sobre todo de la Unión Europea. Este reciclaje y recuperación de plásticos, en términos de energía o material, aporta muchos beneficios ecológicos y económicos".

El investigador subraya que, "si Portugal fuera capaz de recuperar estos residuos, sería una referencia a nivel europeo".

Portugal también tiene "otra área en la que puede ser una referencia", la "producción de bioplásticos".

"Tenemos la parte agroforestal y marina, podemos producir bioplásticos a partir de esta materia orgánica, y por tanto ser también una fuente de bioplásticos para la Unión Europea. Si construimos biorrefinerías y aprovechamos estas sustancias, también podríamos tener un valor añadido para la economía", concluyó.