Este espectacular hotel escondido se asienta solitario en lo alto de una pequeña colina, a sólo cinco kilómetros de Sortelha. El hotel no está señalizado con carteles que expliquen cómo llegar, pero si sigue la carretera desde Sortelha en dirección a Quinta de Santo Amaro, en algún momento divisará el majestuoso edificio a unos cientos de metros a mano derecha, y entonces tendrá que girar a la derecha por la siguiente carretera sin asfaltar. Estará en la dirección correcta cuando encuentre una roca con la palabra "entrada" inscrita en ella a los pocos metros del trayecto.

Explorar un hotel abandonado

Es preferible aparcar el coche allí mismo y comenzar la caminata de cinco minutos hasta el hotel abandonado. Cuanto más se acerque, más le asombrarán su tamaño y su estado, sobre todo teniendo en cuenta el tiempo que lleva desocupado. Construido a principios del siglo XX, el Hotel Serra da Pena - Termas Radium adquirió notoriedad por su agua curativa que contenía radio -un elemento altamente radiactivo- que estaba presente en el agua de tres manantiales locales -Chão da Pena, Favacal y Malhada, también conocidos como Curie 1, 2 y 3-. En aquella época, se creía que los elementos radiactivos tenían propiedades curativas y se utilizaban con frecuencia para diversos fines.

Créditos: TPN; Autor: Sara J. Durães;

A medida que se acerque al hotel, observará otra roca con la palabra "recepción" grabada en ella. En el lugar donde antes se encontraba la recepción, a la izquierda, podrá ver una gran sala. Está abierta para que la explores, y en su interior podrás encontrar las ruinas de una enorme chimenea, así como las viejas paredes y el suelo a medio colorear que aún guardan misterios. Tras echar un vistazo a esta cámara, debes comenzar la verdadera aventura, que consiste en investigar el edificio principal.

Créditos: TPN; Autor: Sara J. Durães;

Água de Radium


En su día, el enorme hotel contaba con 90 habitaciones y tenía capacidad para alojar hasta 150 personas. Cuando el hotel estaba en su apogeo, en la década de 1920, se administraban allí diversas terapias, como tratamientos cutáneos de limpieza profunda con radio, baños de inmersión, inhalaciones y tratamientos locales con compresas eléctricas radiactivas. Sin embargo, lo más codiciado era el agua embotellada -Água de Radium-, que fue nombrada una de las "aguas más radiactivas del mundo" en 1927 durante una reunión celebrada en Lyon (Francia). Con un punto de venta en Londres en aquella época, el agua ya estaba cosechando éxitos con importantes ventas en toda Europa.

Créditos: TPN; Autor: Sara J. Durães;

El enorme edificio muestra claramente los efectos del tiempo, dado que partes de sus principales características ya han desaparecido. Sin embargo, las condiciones son suficientes para que pueda investigar un poco más con seguridad. Le invitamos a subir los escalones exteriores de la puerta principal, aunque ya no llevan a ninguna parte porque esa parte del hotel se ha derrumbado, proporcionan una vista única y mejorada del edificio del Balneario Radium. Sin embargo, todavía se puede acceder a un puñado de las habitaciones de abajo; están desprovistas de todo mobiliario pero tienen algunas características arquitectónicas interesantes y pinturas murales parcialmente borradas.

Créditos: TPN; Autor: Sara J. Durães;

Si continúa a lo largo del edificio por su izquierda, un camino le llevará a la parte trasera del hotel, donde se encontrará con la parte más alucinante de todo. El edificio de varias plantas ha sido invadido por la correhuela y ahora está parcialmente integrado en el entorno natural. Los pasillos del edificio muestran vestigios de lo que fue un enorme complejo, y las docenas de ventanas que componen lo que queda del hotel ofrecen una vista singular de los alrededores.


Varias de las habitaciones conservan lavabos, y hay una habitación subterránea con suministro de agua corriente que plantea la pregunta de su antigua finalidad. El esqueleto de lo que una vez fue un gran balneario termal y la tranquilidad que se siente allí, encerrado sólo por la naturaleza, es algo que debe experimentar por sí mismo. En otro rincón del hotel, hay un encantador balcón que permanece intacto, lo que plantea la posibilidad de que antiguamente formara parte de una suite principal. La mayoría de los techos se han derrumbado, lo que significa que la última planta ya no existe.

Créditos: TPN; Autor: Sara J. Durães;

En la década de 1930, la gente empezó a especular con la posibilidad de que las aguas radiactivas no hubieran sido tan saludables como se preveía. Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial, se reconocieron en todo el mundo las consecuencias destructivas de la radiactividad, lo que influyó fuertemente en el negocio. En 1945 el hotel empezó a cerrar y el agua embotellada dejó de producirse. A pesar de varios intentos a lo largo de los años para reabrir el hotel, ningún proyecto acabó saliendo adelante. Hoy en día, han pasado más de 70 años, y lo que queda de este majestuoso Hotel y Balneario Termal son sólo sus ruinas, que sin embargo, hasta este momento, están abiertas a cualquier alma aventurera para explorar.


Author

After studying Journalism for five years in the UK and Malta, Sara Durães moved back to Portugal to pursue her passion for writing and connecting with people. A ‘wanderluster’, Sara loves the beach, long walks, and sports. 

Sara J. Durães