Si estás leyendo esto ahora mismo, lo más probable es que sientas la presión del mundo que se acelera: más información, más ruido, más expectativas. Hay tantos negocios, nuestras bandejas de entrada están inundadas y nos bombardean empresas y personas que compiten por nuestra atención, diciéndonos lo maravillosos que son en las redes sociales y cómo tú también puedes serlo si haces/compras lo que te sugieren. Pero esto nos da la oportunidad de unirnos contra el ruido y volver a la quietud. A recordar profundamente.
Ir en contra de lo que las empresas y la tecnología nos piden que hagamos nunca ha sido tan beneficioso.
Esto es lo que creo que debemos saber sobre los mensajes que nos llegan a través de nuestros dispositivos, la televisión y los medios de comunicación.
No hay carrera. Nadie lo tiene todo resuelto. Incluso cuando parece que te estás deshaciendo, eso también forma parte del camino de la curación. La vida rara vez es lineal: hace bucles, gira en espiral y fluye con las estaciones.
Nos han enseñado a suprimir la realidad, a mantenerlo todo unido, a ser fuertes. Pero la verdadera fuerza reside en la suavidad. Confía en que tus emociones no son defectos, sino mensajeros. Vuelve a conectar con tu intuición y redescubre lo que sientes como propio.
La vida no es una escalada en solitario, sino un círculo en el que recordamos que no estamos hechos para vivir aislados. Ya sea con un hermano o hermana del alma, una comunidad o una práctica compartida, la conexión es la medicina.
Créditos: Unsplash; Autor: maria-lupan;
Tu sistema nervioso es sagrado. Tu necesidad de descansar no es debilidad, es sabiduría. El descanso profundo y reparador es la forma en que nos anclamos en nuestro cuerpo y recibimos la guía de nuestro interior.
La magia vive en lo cotidiano, si bajamos la velocidad lo suficiente como para darnos cuenta.
Has venido aquí para infundir tu luz en el mundo. Eres divino y profundamente humano. Puedes ser desordenado, radiante, inseguro, sabio... y seguir recorriendo tu camino. No tienes que ser perfecto ni tenerlo todo resuelto; sólo tienes que estar abierto a las oportunidades de aprender y crecer.
Esta es tu invitación a volver a casa contigo mismo. A suavizarte. A soltar el peso de la comparación y las expectativas y a ser tal ycomo eres.
No estamos aquí para perfeccionarnos. Estamos aquí para recordarnos a nosotros mismos.
Para quitarnos las capas, respirar en nuestro cuerpo y volver a la persona que llevamos dentro, antes de que las expectativas sociales se interpusieran en nuestro camino.
Siempre has estado destinado a vivir una vida sagrada, luminosa y sin disculpas.
Y el momento de reclamarlo es ahora.