Desde el principio, el país destaca por su privilegiada situación geográfica, que actúa como puente entre continentes y facilita el acceso a los mercados mundiales. Portugal también se beneficia de estabilidad política, seguridad, excelentes infraestructuras de movilidad y energía, un entorno empresarial en expansión y una economía abierta que fomenta la competitividad y la innovación.
Más allá de estos factores distintivos, que ya hacen de Portugal un destino atractivo, la verdadera fuerza del país reside en su equilibrio único entre talento, competitividad económica y calidad de vida. En un mundo en el que retener el talento es cada vez más difícil, las empresas buscan ubicaciones que ofrezcan no sólo eficiencia operativa, sino también bienestar para sus equipos. Con su clima templado, su excelente gastronomía, su seguridad y su cultura acogedora, Portugal se ha convertido en un imán para profesionales altamente cualificados, tanto locales como internacionales.
El capital humano es hoy uno de los activos más fuertes de la economía portuguesa. La población activa, en torno a 5,4 millones de personas, muestra niveles de cualificación en constante aumento, con un dominio del inglés especialmente alto entre las generaciones más jóvenes, lo que impulsa aún más su competitividad global. Al mismo tiempo, la inversión en educación tecnológica y digital ha posicionado a Portugal como un destino privilegiado para empresas de diversos sectores, como la industria del automóvil, la sanidad, los servicios compartidos y la economía digital, entre muchos otros.
El dinamismo del mercado inmobiliario de oficinas refleja esta tendencia. En 2024, Lisboa registró una absorción de más de 193.000 m², mientras que Oporto superó los 65.000 m², cifras que subrayan la confianza tanto de los inversores como de los ocupantes. La demanda de espacios de Grado A, modernos y sostenibles sigue siendo fuerte, impulsada por el cambio hacia lugares de trabajo flexibles y certificados (LEED, BREEAM) alineados con los nuevos modelos de trabajo híbridos y el creciente enfoque en el bienestar en el lugar de trabajo.
Además, Portugal sigue ofreciendo costes de explotación muy por debajo de la media europea, sin comprometer la calidad ni las infraestructuras. Este equilibrio entre valor y eficiencia hace que el país resulte especialmente atractivo para las empresas internacionales que buscan ampliar su presencia europea de forma inteligente y sostenible.
Hoy en día, la decisión de establecerse en Portugal va mucho más allá de las razones económicas; representa una inversión estratégica en el futuro del trabajo. En un país que combina talento, calidad de vida, estabilidad e innovación, las empresas encuentran el entorno ideal para crecer: con los ojos puestos en el futuro y los pies firmemente asentados en una sólida base europea.
por Marina Rosa, Jefa de Oficina, Dils Portugal







