Se trata de la primera prueba conocida y retrasa la cronología unos 350.000 años respecto a estimaciones anteriores. Los hallazgos distinguen entre el uso del fuego natural y su creación deliberada, y la producción de fuego habría servido para cocinar, calentarse, protegerse y ocupar durante más tiempo las regiones más frías.


Los arqueólogos de un yacimiento paleolítico en Barnham, Suffolk, informaron de que el yacimiento contiene superficies de arcilla quemada, hachas de mano de sílex fracturadas por el calor y fragmentos de pirita de hierro encontrados juntos en las mismas capas arqueológicas. La pirita, que puede golpearse con el sílex para producir chispas, no se da de forma natural en el yacimiento, lo que sugiere que fue llevada allí intencionadamente.