Según el informe "Taxing Wages", publicado el 29 de abril por la OCDE, el año pasado el peso de las cotizaciones al IRS y a la Seguridad Social sobre los salarios fue, por término medio, del 41,3%, es decir, 0,06 puntos porcentuales más que un año antes.

Portugal se encuentra así en un grupo de siete países (Portugal, Suecia, Turquía, Noruega, Corea, Nueva Zelanda y Australia) en los que se ha producido un aumento de los impuestos sobre el trabajo, frente a la tendencia de la mayoría de los 29 países restantes, en los que ha bajado.

En el conjunto de la OCDE, la fiscalidad salarial se situó de media en el 34,6% en 2020, 0,39 puntos porcentuales menos que en 2019, un descenso que, según la organización, refleja el impacto de las medidas adoptadas por los países durante la pandemia.