"Es posible que tengamos aquí huevos de dinosaurio e incluso de cocodrilo", dijo a Lusa el geólogo Pedro Proença e Cunha, profesor titular del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Coimbra.

Especialista en estratigrafía y sedimentología, Pedro Proença e Cunha estudió los huevos de dinosaurio encontrados en Lourinhã, algunos con embriones conservados.

Las capas geológicas que componen los acantilados de Cabo Espichel revelan, a los ojos del geólogo, la posibilidad de encontrar huesos y huevos de animales que hace 129 millones de años dejaron las huellas que hoy siguen los investigadores.

Prueba de ello son varios huesos y distintos fósiles ya encontrados durante años de investigación. En la presente campaña, el investigador encontró un húmero de dinosaurio (un pequeño terópodo) cerca del lugar donde el paleontólogo Silvério Figueiredo descubrió otros fragmentos de animales prehistóricos; dinosaurios, cocodrilos y peces.

"La marga tiene el potencial no sólo de tener huesos, sino, por ejemplo, de tener huevos", ejemplificó, señalando las formaciones rocosas que rodean el lugar explorado.

"En cuanto al componente geológico, aquí hay una exposición única, ¡diría que en el mundo! Está clasificada y merece ser disfrutada por un amplio público, no sólo nacional, sino también internacional. Pero evitando la destrucción", defendió.

Para que el yacimiento, la riqueza paisajística inserta en una zona protegida y el patrimonio que contiene puedan ser disfrutados por el público en general, el geólogo consideró que será necesaria "cierta preparación", para orientar las visitas con guías y evitar la aparición de "cazadores de fósiles".

Divulgar los hallazgos sin correr el riesgo de que se destruya este patrimonio es siempre "un equilibrio delicado", asumió.

El lugar en el que trabajan hoy los investigadores era hace 129 millones de años una laguna de clima tropical seco, frecuentada por animales de toneladas, herbívoros y carnívoros, que dejaron sus huellas en varias capas y en distintas épocas.

Las transformaciones que ha sufrido la Tierra, con "el levantamiento de la cadena de Arrábida" y la "erosión de sapa" provocada por el mar han dado lugar a los acantilados que hoy aparecen como "hojas del tiempo" a los ojos del geólogo.

Los cursos de agua existentes en el lugar también contribuyen a la erosión y a dejar al descubierto diferentes capas de sedimentos en las que el especialista identifica climas, fauna y flora.

"Hemos identificado varios tipos de huellas, tanto de dinosaurios, como nuevas, de cocodrilo, y en otros casos podemos encontrar gasterópodos, así como otros tipos de fósiles. Todo esto nos ayuda a situar", dijo.

A través de las huellas los investigadores esperan poder identificar a los animales que las produjeron, su peso, sus huellas y su comportamiento, y en algunos casos el trabajo se ve dificultado por la abundancia de huellas de diferentes especies, algunas en superposición.