En declaraciones a la agencia Lusa, Inês Paciência, investigadora del instituto de Oporto, dijo que el estudio, publicado en la revista científica Science of the Total Environment, tenía como objetivo "evaluar la cantidad de vegetación y la proximidad a los ríos y al mar alrededor de las casas de los niños y el desarrollo de la sensibilización alérgica".

"Los estudios publicados sobre el impacto de los espacios verdes en el desarrollo de la sensibilización alérgica en la infancia no son concluyentes", afirmó Inês Paciência, primera autora del artículo.

La investigación, en la que participaron 730 niños de la cohorte Generación XXI (un estudio longitudinal del ISPUP) residentes en el Área Metropolitana de Oporto, se dividió en dos enfoques diferentes.

"Por un lado, se evaluó la cantidad de vegetación y la proximidad a los ríos y al mar a lo largo del tiempo, desde que los niños nacieron hasta los 10 años y, por otro lado, se evaluó la sensibilidad alérgica de los niños a los 10 años", aclaró.

En el caso de los espacios verdes y azules, los investigadores utilizaron imágenes de satélite y el atlas del agua, respectivamente, y en la evaluación de la sensibilidad alérgica de los niños, utilizaron una evaluación física y otra clínica (recogida de muestras de sangre).

"Descubrimos que los niños que viven en una zona o área con mayor cantidad de vegetación en los 500 metros alrededor de sus casas tienen menos sensibilización alérgica en comparación con los que viven en una zona con menos vegetación", dijo.

Según la investigadora, de los 730 niños que participaron en el estudio "el 40% tenía sensibilización alérgica".

"Cuanto mayor es la cantidad de vegetación, menos probabilidades tienen estos niños de desarrollar una sensibilización alérgica", explicó.

A pesar de ser uno de los objetivos de la investigación, el equipo del ISPUP no pudo correlacionar la existencia de espacios azules alrededor de los hogares de los niños con el desarrollo de la sensibilización alérgica.

"Efectivamente, no vimos una asociación que fuera significativa. A diferencia de las zonas verdes, en relación con las zonas azules, no podemos ver si los niños utilizan y buscan estos espacios para pasar un rato", reveló.

Destacando que la "presencia de zonas verdes tiene un efecto protector" en los niños y dado el "creciente aumento de las enfermedades alérgicas y respiratorias", Inês Paciência defendió la necesidad de que la planificación urbana se centre en la construcción de estos espacios cerca de las zonas residenciales.

"Uno de los mensajes de este estudio es la promoción de la existencia de espacios verdes en las zonas residenciales. También es fundamental implicar a los ciudadanos en su mantenimiento y promoción", añadió.