En un artículo publicado por Nature Medicine, psiquiatras, psicólogos y psicoterapeutas portugueses han llamado la atención sobre la importancia de proteger a los pacientes durante los "estados vulnerables de conciencia alterada", destacando que las drogas psicodélicas son cada vez más reconocidas por sus potenciales propiedades terapéuticas.

Aunque psicodélicos como la psilocibina, principal componente de las setas mágicas y el LSD, son seguros y tienen un "potencial de abuso limitado", los especialistas han afirmado que no está garantizada una "transición perfecta de los ensayos clínicos a la práctica clínica diaria".

El investigador Albino Oliveira-Maia, director de la Unidad de Neuropsiquiatría de la Fundación Champalimaud y autor del artículo, ha recordado que las terapias psicodélicas han estado confinadas a la investigación y los estudios clínicos, pero afirma que la realidad parece estar cambiando.

Ejemplificó con el uso off-label -distinto al uso en el que se estudió la sustancia- de la ketamina (usada aquí sólo como anestésico) en el tratamiento de la depresión y otras afecciones, a pesar de la falta de "directivas claras, aprobación formal de las agencias reguladoras y recomendaciones sobre apoyo psicológico".

"Se está haciendo una investigación que anticipa que estas sustancias podrían ganar un papel dentro de la realidad regulada, o mejor dicho, podrían llegar a ser aprobadas como medicamentos", explica el investigador a Lusa.

Estas moléculas, añade, "dado que realizan un cambio cualitativo importante del estado de conciencia, necesitarán un modelo regulatorio adaptado a ellas."

Explicando que normalmente, cuando se aprueban algunas sustancias para uso clínico, se definen las instrucciones, las dosis y el entorno de uso (en el hospital o en un ámbito más amplio), Albino Maia dice que en estos casos hay algunos elementos que "no están en el ámbito de regulación de las agencias de medicamentos", a saber, "el uso adicional de intervenciones psicológicas, como la psicoterapia o una intervención menos organizada en el ámbito de la psicoterapia".

Según él, como es necesario "para la eficacia y seguridad de la sustancia", este uso "no tiene un marco regulatorio claro". "La psicoterapia evita el campo regulatorio de las agencias de medicamentos".

"Siendo importante para el uso de estas moléculas, o de estos nuevos medicamentos, en caso de que lleguen a aprobarse, entramos en un campo en el que no tenemos una guía muy clara de lo que hay que hacer más allá de administrar la medicación", advierte.

Miguel Ricou, el otro coautor del artículo, de la Orden de Psicólogos, explica a Lusa que "lo que se está pidiendo es que empecemos a tener una norma para usar este tipo de sustancias".

"Todo esto es todavía experimental y es fundamental que seamos conscientes de ello", afirma el especialista, quien añade que "esto no es usar medicamentos y ya está. No funciona igual. Las sesiones en las que se toman estos medicamentos son sesiones experimentales, duran entre siete y ocho horas en las que los escenarios son totalmente diferentes. Siempre hay dos terapeutas presentes".

Dice que los especialistas "creen en el potencial de estos medicamentos", sobre todo para las afecciones resistentes que no pueden ayudarse de otra forma, pero advierte: "Si esto empieza a usarse para todo, de forma no regulada, se repetirá lo de los 80, cuando todo empezó a tener un uso creativo y acabaron prohibiéndolos".

Para Albino Maia, esto sería "un problema especialmente grande para los que están enfermos y no tienen otras opciones".

"Para intentar definir normas éticas para el uso de estas sustancias, investigadores y sociedades médicas ya están trabajando juntos". La idea, revela Miguel Ricou, es tener un grupo de personas que puedan reflexionar y tener legitimidad para, junto a las sociedades profesionales, garantizar que todo se hace como se debe", continúa Maia.

"Especialmente en un área tan sensible como la salud mental, esto es importante si queremos que los tratamientos sean accesibles para todos. No vamos a crear elitismo encima de la salud mental. Esta es la preocupación actual".