Santa Francisca nació en Roma en 1384, en el seno de una familia noble. Quería ser monja, pero obedeciendo a sus padres, se casó a los 13 años con Alonzo Ponziano. En los 40 años que vivieron juntos nunca hubo un malentendido entre ellos. Llevó una vida de oración y sacrificio, visitando a los enfermos y asistiendo a los pobres. A su debido tiempo, dio a luz a Juan Bautista, Evangelista, y a Inés, a quien educó en la fe cristiana.

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Frances sufrió muchas pruebas con paciencia y fe, incluido el secuestro del pequeño Juan y la muerte prematura de Evangelista e Inés. Gracias a su bondad y paciencia, se ganó el afecto de su nuera Mobilia, que hasta entonces la había tratado con desprecio. En 1425, Francisca fundó la congregación oblata de Tor de Specchi, dedicada a Dios y al servicio de los pobres. Tras la muerte de su marido, recibió el hábito religioso y vivió en la comunidad como la más humilde de las hermanas. Murió en 1440 y fue enterrada en la iglesia de Santa Maria Nuova de Roma, rebautizada con su nombre.