Las partículas ultrafinas, un contaminante prácticamente invisible pero extremadamente perjudicial para la salud, revelaron concentraciones con "picos muy altos" cerca del aeropuerto Humberto Delgado "e incluso en Jardim do Campo Grande, junto a un parque infantil", advierte Zero.

"En las zonas alejadas de la influencia del aeropuerto y de los aviones, las concentraciones medidas de estas partículas son mucho menores".

La cuestión -señala Zero- es que las partículas ultrafinas "no se controlan sistemáticamente, ni están legisladas en Portugal", a pesar de los daños que causan a la salud.

En Lisboa, las partículas ultrafinas proceden principalmente de las reacciones de combustión de los motores de coches y aviones, con efectos sobre la salud que van desde las enfermedades respiratorias y cardiovasculares hasta el cáncer y la diabetes.

"Los niños son especialmente vulnerables e incluso los bebés, aún en el útero, pueden verse afectados", destaca la asociación.

Cero recuerda que viene alertando del "grave problema medioambiental" que supone el aeropuerto Humberto Delgado y acusa a las autoridades de "connivencia".

En cambio, la asociación recomienda algunas medidas para hacer frente a la elevada cantidad de partículas ultrafinas en algunas zonas de Lisboa: implantar, a corto plazo, un sistema de vigilancia, especialmente en las áreas más afectadas por la actividad del aeropuerto; y evaluar y optimizar los procedimientos de aterrizaje y despegue de los aviones, con el fin de reducir las concentraciones a ras de suelo.

La tercera recomendación se refiere al cierre del aeropuerto Humberto Delgado, "incompatible con niveles aceptables de salud pública en Lisboa".

Zero entiende que el aeropuerto debe ser desactivado "en los próximos cinco, máximo siete años, optando por una localización lo más alejada posible de núcleos de población y con el mínimo daño ambiental, social y económico".