El sector de la construcción portugués se encuentra en una coyuntura crítica. El aumento de los costes de construcción, la escasez de mano de obra cualificada y los largos plazos de construcción están poniendo a prueba la capacidad del país para satisfacer sus urgentes necesidades de vivienda. En este contexto, la prefabricación industrial -que utiliza técnicas de construcción modular- ofrece un camino prometedor. Un reciente estudio alemán de BauInfoConsult destaca el creciente papel de la construcción en serie con elementos prefabricados, sobre todo en hormigón. Pero para transformar realmente el panorama de la vivienda en Portugal, tanto los sistemas modulares de hormigón como los de madera deben adoptarse como soluciones igualmente valiosas.

El sector de la construcción alemán ha experimentado un crecimiento significativo en el uso de paneles prefabricados de hormigón, especialmente para paredes, suelos y componentes estructurales. La durabilidad del hormigón, su resistencia al fuego y su previsibilidad de costes lo convierten en una opción natural para edificios estandarizados a gran escala, como complejos de viviendas, escuelas y hospitales. En el contexto portugués -donde la resistencia sísmica es una prioridad- las estructuras de hormigón, cuando están debidamente certificadas, ofrecen una opción sólida y probada.

Sin embargo, la madera está ganando impulso rápidamente en toda Europa, sobre todo en los Países Bajos y el Reino Unido, donde la construcción sostenible es una prioridad creciente. Los productos de ingeniería de la madera, como la madera laminada cruzada (CLT), cumplen ahora estrictas normas estructurales y sísmicas, y ofrecen una alternativa ligera pero resistente al hormigón. La construcción en madera tiene una menor huella de carbono, es más fácil de transportar y puede prefabricarse con gran precisión, lo que reduce los residuos y acelera los plazos. Para Portugal, donde los recursos forestales son abundantes e infrautilizados, esto abre oportunidades tanto para la innovación en la vivienda como para el desarrollo económico local.

En lugar de ver el hormigón y la madera como competidores, Portugal debería verlos como complementarios. Cada uno tiene puntos fuertes que se ajustan a los distintos tipos de proyectos y condiciones locales. El hormigón puede ser más adecuado para zonas urbanas de alta densidad donde la resistencia al fuego y la capacidad de carga son esenciales, mientras que la madera puede ofrecer rapidez y sostenibilidad en desarrollos suburbanos o rurales, o en ampliaciones verticales de edificios existentes.

Lo que ambos sistemas requieren es un entorno normativo favorable. La agilización de los procesos de concesión de permisos, la actualización de los códigos de construcción que reflejen las modernas tecnologías de prefabricación y los incentivos para proyectos piloto son fundamentales para liberar todo su potencial. Ya existen normas de certificación para garantizar la seguridad sísmica de ambos materiales; Portugal sólo tiene que aplicarlas y promoverlas.

En conclusión, las viviendas modulares, ya sean de hormigón o de madera, no son sólo una solución técnica, sino una respuesta estratégica a los retos estructurales del país en materia de vivienda. Adoptando ambos materiales, Portugal puede crear un futuro de la construcción flexible, resistente y sostenible que satisfaga las necesidades urgentes de hoy al tiempo que se prepara para las demandas de mañana.


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Paulo Lopes is a multi-talent Portuguese citizen who made his Master of Economics in Switzerland and studied law at Lusófona in Lisbon - CEO of Casaiberia in Lisbon and Algarve.

Paulo Lopes