Ana Cristina Santos, investigadora del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, se refería al Mapa Arco Iris de la asociación de defensa de los derechos LGBTQI+, ILGA Europa, cuyo informe 2025, realizado en 49 países europeos, acaba de publicarse.
En su intervención en el Foro "Detener el odio, defender los derechos, respetar a todas las personas", organizado por la Comisión de Ciudadanía e Igualdad de Género y el Consejo Municipal de Matosinhos, la investigadora afirmó que, a pesar de todo, Portugal está por encima de la media de la Unión Europea, pero "esto no es suficiente para aquellos que viven a diario con miedo a la violencia, la discriminación y el odio".

"Portugal tiene un camino más largo que recorrer", dijo, destacando que, en el informe, "de nueve categorías, nosotros [Portugal] sólo cumplimos cuatro".
Cristina Santos invitó a los participantes a consultar "con atención" este informe, que permite entender con precisión en qué áreas seguimos fallando. "Una de las áreas en las que hemos fallado repetidamente es en relación con las personas mayores, la población LGBTQI+, los mayores de 60 años".
" Invitada a abordar la cuestión de las personas mayores LGBTQI+ en el foro, que se celebra actualmente en el Ayuntamiento de Matopsinhos, Cristina Santos recordó que se trata de personas que nacieron y vivieron "al margen de la ley", en el caso portugués hasta 1982, año en que se despenalizó la homosexualidad, que sobrevivieron a la llamada crisis del sida y que ahora, en 2025, con derechos sobre el papel, se enfrentan "al riesgo inminente de regresión".
Portugal fue "el primer país de Europa y el cuarto del mundo en incluir en su Constitución la prohibición de la discriminación por orientación sexual, en 2024, pero se preguntó: "¿qué significa para estas personas llegar a 2025 y ver lo que pasó el domingo por la noche?", refiriéndose a los resultados de las elecciones del domingo, en las que Chega obtuvo un buen resultado, eligiendo a 58 diputados.
"¿Cómo responden estas políticas a las expectativas y experiencias de las personas LGBTQI+ mayores? ¿Y qué podemos hacer nosotros, el mundo académico, los activistas, los responsables políticos y los profesionales de otros ámbitos?
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