Sin embargo, para la Dra. Fabiola Murta, la oftalmología va mucho más allá de las recetas y las lentes. De hecho, es uno de los campos médicos más avanzados y completos, que abarca desde los exámenes visuales de los recién nacidos hasta el complejo tratamiento de las enfermedades relacionadas con la edad.
"La oftalmología es una especialidad que abarca todas las edades", explica. "Evaluamos el ojo en su conjunto, siempre teniendo en cuenta la edad del paciente y las particularidades de cada etapa de la vida".
Algo más que los órganos de la vista
Los ojos son mucho más que simples órganos de la vista. Como describe la Dra. Murta, son "una prolongación del cerebro". Un examen oftalmológico completo va más allá de la comprobación de la miopía o la hipermetropía. Evalúa la visión central y periférica, el movimiento de los ojos, la percepción de los colores e incluso cómo interpreta las imágenes el cerebro. La oftalmología moderna se basa en tecnología avanzada, que permite un diagnóstico más preciso y una detección más precoz de las enfermedades.
Los problemas de visión pueden surgir a cualquier edad, y cada etapa de la vida conlleva sus propios retos. La Dra. Murta explica que algunos problemas comunes en la infancia incluyen el estrabismo (bizquera) y son frecuentes los errores refractivos como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo. La adolescencia puede revelar distrofias subyacentes como el queratocono, una afección de la córnea que, afortunadamente, ahora puede tratarse con eficacia.
Aumentar la vigilancia
A medida que los adultos alcanzan la cincuentena, la salud ocular requiere un seguimiento más estrecho. "A partir de los 50 años, todo el mundo debería someterse a una revisión ocular anual", aconseja la Dra. Murta. Explica que es entonces cuando empiezan a aparecer "enfermedades silenciosas", como el glaucoma, las cataratas y la degeneración macular, que pueden desarrollarse sin síntomas perceptibles. El glaucoma, por ejemplo, progresa silenciosamente, estrechando gradualmente el campo visual hasta que sólo queda la visión central. Sin un tratamiento precoz, puede conducir a una ceguera irreversible.
La retinopatía diabética es otro problema importante, sobre todo para quienes tienen una diabetes mal controlada. Un seguimiento regular puede prevenir daños graves, pero muchos pacientes sólo buscan ayuda cuando la enfermedad ha avanzado.
Frecuencia de los exámenes
La frecuencia de los exámenes oculares depende en gran medida de la edad y los factores de riesgo. Para los niños sanos sin anomalías visibles, la Dra. Murta dice que es esencial un primer examen alrededor de la edad preescolar (cuatro a cinco años). Los adolescentes también deben ser examinados, ya que el ojo pasa de su forma infantil a la adulta.
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La Dra. Murta también aconseja a los adultos con afecciones como diabetes, trastornos tiroideos o antecedentes familiares de glaucoma que programen revisiones anuales. Los adultos mayores, incluso los que no presentan síntomas, deberían hacer lo mismo. "A menudo, los familiares son los primeros en darse cuenta de que una persona mayor se mueve menos, evita los espacios luminosos o tiene dificultades para orientarse. Todos estos son signos de que la visión puede estar disminuyendo", señala.
Prevención de enfermedades
En cuanto a la prevención, la Dra. Murta destaca tres prácticas clave: una dieta equilibrada, el uso constante de gafas de sol y exámenes periódicos. Las gafas de sol deben tener siempre protección UVB e, idealmente, UVA, ya que los rayos nocivos penetran incluso a través de las nubes o la lluvia. "La luz ultravioleta provoca la degeneración de las células del fondo del ojo", explica.
Una dieta rica en frutas y verduras de colores es igualmente vital. Los alimentos ricos en pigmentos, como los arándanos, las espinacas, el brécol y los frutos rojos y amarillos, aportan antioxidantes que protegen la retina de los daños radicales, ayudando a prevenir la degeneración macular asociada a la edad.
Muchas enfermedades oculares tienen raíces genéticas. Las distrofias corneales, las retinopatías pigmentarias, las cataratas congénitas y los tumores infantiles como el retinoblastoma pueden surgir de mutaciones hereditarias. Aunque algunas de estas enfermedades son raras, su detección precoz puede salvar vidas. "Si un padre observa un reflejo blanco en la pupila de su hijo en una foto", advierte la Dra. Murta, "eso no es bueno. Deberían acudir inmediatamente a un oftalmólogo".
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A la Dra. Murta le atrajo la oftalmología por su variedad y equilibrio entre el trabajo clínico y el quirúrgico. Su subespecialidad, la oculoplástica, se centra en los párpados, los conductos lagrimales y las enfermedades orbitarias, y a menudo trabaja en estrecha colaboración con endocrinólogos, oncólogos y dermatólogos. "Es un campo que conecta la medicina y la cirugía, pero también la forma en que los pacientes se ven a sí mismos", afirma. "Mejorar la visión de alguien y, en consecuencia, su autoestima, es profundamente gratificante".
Espejo de otras enfermedades
La oftalmología también sirve de espejo para la salud sistémica. Enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn, trastornos endocrinos como el hipertiroidismo y la diabetes pueden manifestarse a través de síntomas oculares. La Dra. Murta subraya que estos pacientes siempre deben ser controlados por un oftalmólogo, incluso si su enfermedad primaria no parece estar relacionada con la visión.
Por último, para los padres, deja un recordatorio esencial: nunca ignorar el ojo "vago" o desalineado de un niño. "Incluso el estrabismo intermitente puede provocar baja visión permanente si no se trata a tiempo. Después de los siete u ocho años, a menudo no hay nada que hacer".
En última instancia, preservar la vista se reduce a vigilancia y prevención. Como resume la Dra. Murta: "Una alimentación sana, unas buenas gafas de sol y revisiones oculares periódicas. Esas tres cosas pueden marcar la diferencia".
Las citas y los exámenes pueden concertarse a través del sitio web www.grupohpa.com, mediante la aplicación myHPA Saúde, ahora también disponible en inglés, o llamando al (+351) 282 420 400.








