Gente de todas las edades ofrece voluntariamente su tiempo, talento y recursos para ayudar al trabajo del Ejército de Salvación.

Son la fuerza, los músculos que mueven el cuerpo, y por lo tanto, una parte esencial de nuestro ministerio de llegar a los necesitados.
Durante los últimos meses de penurias y dificultades estas son las personas que nunca muestran sus caras, pero que trabajan muy duro entre bastidores, para asegurarse de que ninguna familia, niños o persona se quede atrás. Por lo tanto, es hora de dar las gracias a todos nuestros voluntarios, aunque en la mayoría de los casos, no quieren reconocimiento público por su precioso servicio. Estos voluntarios hacen un esfuerzo extra todos los días, no se les paga, trabajan fuera de horario y son comprometidos y altruistas.
Podría escribir sobre muchos casos y situaciones donde nuestros voluntarios han hecho la diferencia en la vida de muchas personas. En la situación de pandemia en la que vivimos, he visto lo mejor y lo peor de la gente; he sido testigo de cómo se discrimina, se intimida y se olvida a la gente, desde los hogares de ancianos, hasta los hospitales y las diferentes comunidades a las que servimos. He visto personas que son juzgadas por su apariencia o tratadas con poco o ningún respeto a la primera señal de un estornudo.

El esperado temor a lo desconocido no es una justificación para abandonar a los enfermos, jóvenes o viejos, que están pasando por dificultades. Aquí es donde debo reconocer a mis valientes voluntarios, que salieron, una y otra vez, poniéndose en riesgo.
Recuerdo la época en que conseguir una mascarilla costaba cinco euros, y lo extremadamente difícil que era encontrar una. Como respuesta, nuestros voluntarios hicieron la investigación, reunieron los materiales y consiguieron algunas máquinas de coser y comenzaron a producirlas, para ser dadas gratuitamente a aquellos que no podían comprarlas.
Sus nombres son demasiados para ser escritos en este artículo, así que a todos ustedes, en nombre del Ejército de Salvación y en nombre de tantas familias y personas necesitadas - GRACIAS.

Capitán Luis