Lo más importante es hacer todo lo posible, pero esto puede ser complicado cuando ciertas cosas tienen un "halo verde" a su alrededor, haciéndote creer que son mejores para el medio ambiente de lo que realmente pueden ser...

1. Recogida de bolsas de basura

Parece una de las primeras etapas de la crisis climática que entra en la conciencia pública: la guerra contra las bolsas de plástico.

Sin duda es un paso positivo cambiar el plástico de un solo uso por el algodón reutilizable, pero pregúntate: ¿cuántas bolsas de mano tienes en realidad? La mayoría de nosotros tiene varias bolsas colgadas, sobre todo porque los bolsos de diseño extravagante se han convertido en una especie de declaración de moda, y esto podría contrarrestar el bien que creemos que estamos haciendo. Un informe de 2018 de la Agencia Danesa de Protección del Medio Ambiente sugiere que una bolsa de mano de algodón debería reutilizarse 20.000 veces para neutralizar su ciclo de vida completo y su impacto medioambiental.

2. Acumular botellas de agua reutilizables

La misma lógica se aplica a las botellas de agua reutilizables: sí, podría decirse que son mejores para el medio ambiente que gastar innumerables botellas de plástico, pero lo más probable es que tengas más de unas cuantas languideciendo en tu armario.

No todas las botellas de agua reutilizables son iguales. La Oficina de Sostenibilidad del MIT sugiere que las botellas hechas de aluminio virgen son algunas de las peores para el medio ambiente, con 5,705 kg de dióxido de carbono por libra de material.

3. Usar esponjas naturales

Lo natural es mejor, ¿verdad? Por desgracia, no siempre es tan sencillo. Si has decidido cambiar tu esponja sintética por un producto más orgánico y natural, eso puede ser una ventaja para reducir el uso de plástico. Sin embargo, es importante comprar esponjas marinas recolectadas de forma sostenible para ayudar a preservar su población. Aunque las esponjas de mar no son una especie en peligro de extinción, hay algunas preguntas sobre cómo la recolección afecta al resto del ecosistema marino - es un área que definitivamente necesita más investigación para averiguar el impacto real.

4. Cambiar el plástico por el papel

Otra cosa que siempre nos han inculcado: el papel es mejor que el plástico. En muchos casos es cierto, pero las cosas no son siempre como parecen. Cuando opte por alternativas al papel, tenga cuidado con los productos recubiertos con una capa de plástico casi indetectable.

Tal vez hayas cambiado el papel de aluminio por el papel de hornear, o los vasos de papel hayan sustituido al plástico en tu cafetería local: siempre merece la pena comprobar si estos productos contienen, de hecho, plástico.

5. Utilizar un lector de libros electrónicos

Puede parecer que tener un dispositivo de libros electrónicos para todas tus lecturas te ahorrará el gasto de papel que supone comprar libros nuevos, pero es importante tener en cuenta el coste medioambiental de la fabricación de estos productos tecnológicos. Se utiliza un montón de energía para tener tu lector electrónico en la mano: desde la fabricación del propio dispositivo (algo que probablemente se hace en el extranjero), hasta el envío a tu casa y tener que cargarlo constantemente. Además, hay que tener en cuenta la complicada situación de deshacerse de los aparatos electrónicos cuando ya no se pueden utilizar.