¿Cree que tocar un instrumento es sólo un pasatiempo infantil o un talento reservado a los superdotados? Piénselo otra vez. Tocar un instrumento musical en la edad adulta no es sólo una actividad creativa gratificante, sino también una forma eficaz de mantener el cerebro sano y activo.
Nos pusimos en contacto con el Dr. Steven Allder, neurólogo consultor de Re:Cognition Health, que nos explicó cómo aprender a tocar un instrumento estimula zonas clave del cerebro, mejora el estado de ánimo y favorece la función cognitiva a largo plazo. Su mensaje es claro: nunca es tarde para empezar.
Ya sea para reavivar una vieja pasión o para probar algo completamente nuevo, he aquí por qué aprender a tocar música puede ser una de las inversiones más inteligentes -y placenteras- para la salud de tu cerebro...
Ayuda a agudizar la memoria
Aprender y tocar un instrumento puede mejorar la memoria a lo largo de la vida.
"Cuando aprendemos música, el cerebro pone en marcha procesos complejos como leer notas, coordinar movimientos y recordar melodías. Esto refuerza las redes neuronales relacionadas con la memoria y la atención", explica Allder. "Al igual que el ejercicio para el cuerpo, la práctica repetida refuerza estas vías, mejorando la memoria de trabajo y el recuerdo a largo plazo".
"Los estudios demuestran que los músicos suelen tener mejor memoria verbal y flexibilidad cognitiva, lo que sugiere que la actividad musical sostenida ayuda al cerebro a resistir mejor el deterioro relacionado con la edad".
Fomenta la neuroplasticidad
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"Aprender un instrumento por encima de los 60 años estimula nuevas conexiones neuronales y refuerza las existentes", dice Allder. "Cada lección requiere coordinación motora, procesamiento auditivo y resolución de problemas, lo que obliga al cerebro a 'recablearse'.
"Este reto continuo ayuda a mantener la flexibilidad cognitiva, que es especialmente valiosa a medida que envejecemos. Al crear neuroplasticidad, el aprendizaje musical actúa como una poderosa herramienta para mantener el cerebro activo, adaptable y mejor equipado para afrontar los cambios relacionados con la edad."
Puede ayudar a mejorar las habilidades lingüísticas y auditivas
"La música y el lenguaje comparten redes superpuestas en el cerebro, sobre todo en las áreas responsables del procesamiento auditivo y el ritmo", explica Allder. "Aprender un instrumento entrena al cerebro para distinguir con precisión el tono, el timbre y el tiempo, lo que puede traducirse en una escucha más aguda y una mejor percepción del habla".
Para los mayores, esto puede significar una comunicación más clara, sobre todo en entornos ruidosos, señala el neurólogo.
"Además, el entrenamiento musical refuerza las conexiones entre los centros auditivos y del lenguaje, lo que puede favorecer la retención del vocabulario y un procesamiento más eficaz de las palabras habladas", añade Allder.
Mejora el estado de ánimo y el bienestar emocional
Aprender a tocar un instrumento puede ser muy beneficioso para el bienestar emocional y la salud mental.
"Tocar música estimula la liberación de dopamina y endorfinas, sustancias químicas relacionadas con el placer y la motivación", explica el neurólogo. "También disminuye el cortisol, la hormona del estrés, lo que ayuda a reducir la ansiedad y la tensión.
"El acto de practicar música requiere concentración y atención plena, lo que desvía la atención de las preocupaciones y favorece la relajación. En el caso de las personas mayores, la música también puede crear vínculos sociales, lo que mejora aún más el estado de ánimo. En conjunto, estos efectos favorecen una mejor salud mental y una mayor sensación de plenitud en la vida cotidiana".
Estimula las funciones ejecutivas
"Las funciones ejecutivas, como la planificación, la atención, la resolución de problemas y el autocontrol, se activan mucho cuando se aprende música", dice Allder. "Tocar un instrumento requiere concentrarse en la partitura, coordinar las manos, anticipar la siguiente nota y ajustarse en tiempo real".
Con el tiempo, este ejercicio repetido mejora habilidades como la concentración, la toma de decisiones y la flexibilidad mental, explica el neurólogo.
"Se trata de capacidades vitales para mantener la independencia y adaptarse a los retos de la edad madura, por lo que la música es un excelente ejercicio para el cerebro", afirma Allder.
Estimula múltiples regiones cerebrales
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Aprender a tocar un instrumento estimula simultáneamente varias regiones del cerebro.
"El córtex motor controla los movimientos de los dedos, el córtex auditivo procesa el sonido y el hipocampo mantiene la memoria", explica Allder. "El cerebelo afina el ritmo y la coordinación, mientras que centros emocionales como la amígdala y el sistema límbico responden a la alegría y el significado de la música".
"Esta activación generalizada hace que la música sea única en cuanto a la integración de las funciones cognitivas, motoras y emocionales. Pocas actividades estimulan el cerebro de forma tan holística, por eso la música es tan poderosa para promover la salud cerebral a largo plazo."
Puede ayudar a disminuir el riesgo de demencia
"Aunque ninguna actividad por sí sola puede garantizar la prevención de la demencia, aprender un instrumento puede ayudar a reducir el riesgo", dice Allder. "La estimulación cognitiva a través de la música construye lo que llamamos "reserva cognitiva", que es la resistencia del cerebro contra el deterioro relacionado con la edad. Al reforzar las redes neuronales y fomentar la neuroplasticidad, la actividad musical ayuda al cerebro a compensar los daños de la demencia".
"Además, los beneficios emocionales, como la reducción del estrés y la mejora del estado de ánimo, también favorecen la salud general del cerebro. En conjunto, estos factores sugieren que aprender música más adelante en la vida puede ser una valiosa estrategia protectora."
Entonces, ¿a qué esperas? Es hora de desempolvar el viejo teclado o regalarse una nueva y reluciente guitarra: su mente y su estado de ánimo se lo agradecerán.