A pesar de su relativa oscuridad, es uno de los cánceres más agresivos y difíciles de diagnosticar y tratar.

Nos pusimos en contacto con Helen Stradling, responsable de los servicios de apoyo y compromiso de los profesionales sanitarios de Sarcoma UK, para averiguar qué es exactamente el sarcoma, por qué se conoce tan poco y cuáles son algunos de los primeros síntomas...

¿Qué es el sarcoma?

El sarcoma es un tipo de cáncer que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.

"En el caso del cáncer de mama, de pulmón o de intestino, es muy obvio de dónde proceden, mientras que la palabra sarcomas no dice nada en realidad", reconoce Stradling. "Los sarcomas son cánceres de las piezas que nos unen, como nervios, huesos, vasos sanguíneos y células grasas".

Hay muchos subtipos diferentes de sarcomas, pero en general se agrupan en dos categorías principales.

"Los tipos principales son los sarcomas óseos y los sarcomas de tejidos blandos", explica Stradling. "Los sarcomas de partes blandas más comunes son los GIST (tumores del estroma gastrointestinal), los liposarcomas y los leiomiosarcomas, y en los sarcomas óseos, de los que más solemos oír hablar son el osteosarcoma y los sarcomas de Ewing".

¿Por qué mucha gente nunca ha oído hablar de los sarcomas?

"Creo que todo se reduce a su rareza", dice Stradling. En el Reino Unido diagnosticamos unos 5.300 sarcomas al año, por lo que es muy poco probable que alguien a quien se le diagnostique un sarcoma haya conocido a otra persona que lo haya padecido".

"Tampoco es un tipo de cáncer del que se hable mucho en los medios de comunicación. Mucha gente a la que le diagnostican un sarcoma no había oído hablar nunca de él".

Créditos: AP;

¿Cuáles son los síntomas?

"El principal signo de un sarcoma de tejidos blandos es un bulto que se puede ver y que está cambiando o creciendo", destaca Stradling. "Los bultos benignos son muy comunes, pero cualquiera que tenga un bulto de tejido blando en cualquier parte del cuerpo que esté creciendo y cambiando necesita que se lo examinen".

En cambio, el principal síntoma de los sarcomas óseos es el dolor o la inflamación de los huesos, que suele empeorar por la noche.

"Hay muchas razones para el dolor articular y óseo, pero si tienes dolor óseo que no puedes atribuir a ningún tipo de lesión, que no se alivia con analgésicos ni nada parecido, y el dolor te despierta por la noche, es una señal de alarma", subraya Stradling.

Sin embargo, los sarcomas GIST suelen ser más difíciles de identificar.

"Los GIST son un poco más complicados, porque casi nunca se ve nada de ellos", dice Stradling. "Es más probable que aparezcan con signos más sutiles, como hinchazón o sangre en el vómito o las heces".

"Si tienes alguno de estos síntomas y los profesionales sanitarios que te atienden te echan para atrás, te instamos a que sigas adelante. Si realmente te preocupa que pueda ser un sarcoma, menciónaselo al profesional para que sea algo que puedan considerar o empezar a investigar."

¿Cómo se diagnostica?

"Suele empezar cuando alguien acude a su médico de cabecera, a un fisioterapeuta o a una enfermera, y muchas veces se trata de un bulto en el tejido blando que está creciendo o de dolor óseo", explica Stradling. "Con los sarcomas de partes blandas solemos empezar con una ecografía, y con los sarcomas óseos, con una radiografía.

"Si existe la preocupación de que pueda tratarse de algo más siniestro, el paciente se somete a una resonancia magnética. Pero lo más importante es que, una vez hecha esa resonancia, hay que hacer una biopsia, porque al haber tantos subtipos diferentes, necesitamos saber exactamente a cuál nos enfrentamos para saber cuál es el mejor tratamiento que se le puede aplicar".

Como la mayoría de las formas de cáncer, los sarcomas pueden tener distintos grados y son mucho más fáciles de tratar si se detectan pronto, antes de que se extiendan.

"Cuanto antes se diagnostiquen, mejor", dice Stradling. "Sabemos que conseguir que los pacientes acudan a los equipos de especialistas y empiecen el tratamiento lo antes posible marca una enorme diferencia positiva en los resultados".

¿Cómo se trata?

El principal tratamiento de los sarcomas, tanto de tejidos blandos como óseos, es la cirugía. El objetivo es extirpar el tumor, junto con un margen de tejido sano para minimizar el riesgo de recidiva, según el sitio web de Sarcoma UK.

"Tenemos que conseguir que el tumor alcance un tamaño que nos permita realizar una intervención quirúrgica que no deje a la persona con una movilidad que limite su vida o que le impida hacer todo lo que desea", afirma Stradling. "Queremos evitar la fase en la que los tumores ya se han extendido, porque entonces los tratamientos que tenemos son limitados".

Los sarcomas también pueden tratarse con quimioterapia y radioterapia, a menudo junto con la cirugía.

"Utilizamos la quimioterapia y la radioterapia para muchos sarcomas, pero en muchos casos no las empleamos hasta que ya se han extendido porque sabemos que no son tan eficaces como nos gustaría", explica Stradling. "Sin embargo, esto es ligeramente diferente con las personas más jóvenes que padecen sarcomas óseos, ya que tienden a empezar con quimioterapia como tratamiento inicial. Pero en la mayoría de los casos, lo primero que hay que hacer es operar".