Se produce cuando se aplica una fuerza directamente sobre la cabeza, como en el caso de una caída, una colisión o un objeto penetrante, o indirectamente, como en el caso del "síndrome del bebé sacudido", derivado del maltrato

infantil.Las LCT pueden ir desde una conmoción cerebral (LCT leve) hasta una herida profunda o abierta, una fractura de cráneo con o sin hemorragia intracraneal, u otras lesiones cerebrales. La mayoría de estas lesiones se producen entre los 0 y los 4 años, principalmente por caídas, accidentes de peatones o como pasajeros en accidentes de tráfico. Un segundo pico de incidencia se observa en los mayores de 15 años, a consecuencia de caídas desde bicicletas, monopatines o patines, durante la práctica de deportes o por accidentes de ciclomotor y patinete

.Generalmente, se trata de sucesos menores y no se asocian a lesiones futuras o efectos a largo plazo. Sin embargo, en algunas ocasiones, los traumatismos pueden ser graves, sobre todo en niños menores de 1 año. En este grupo de edad, las causas más frecuentes son las caídas accidentales desde un lugar elevado (cambiador, trona, cuna...) o desde su propia altura al suelo cuando empiezan a andar

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Síntomas y actuación

Los síntomas dependen de la edad del niño y de la gravedad de la lesión. En la mayoría de los casos, la LCT sólo causa lesiones superficiales en la cabeza, como hematomas ("piel de gallina") o cortes, dolor en el lugar del impacto, que no requieren necesariamente una evaluación médica. Los cuidadores deben mantener siempre al niño bajo estrecha observación durante las primeras 24-48 horas para detectar cualquier signo de alarma. Si aparece alguno de ellos, es esencial una evaluación en el Servicio de Urgencias Pediátricas. Los signos y síntomas de alerta incluyen

  • Vómitos persistentes
  • Cambios en el comportamiento habitual o confusión
  • Pérdida de conciencia o somnolencia excesiva/dificultad para despertarse
  • Alteraciones visuales
  • Dolor de cabeza intenso y/o persistente
  • Irritabilidad o llanto persistente
  • Cambios en el habla, la marcha o la coordinación
  • Convulsiones
  • Debilidad o entumecimiento de alguna extremidad
  • Asimetría en el tamaño de las pupilas
  • Pérdida de sangre o líquido transparente y brillante de los oídos o la nariz
  • Moratones alrededor de ambos ojos (ojos de mapache o signo del panda)

En el caso de los niños menores de 1 año, si la caída es desde una altura superior a 1 metro o si no ha sido presenciada por un adulto, también deben ser vistos por un médico.

Tras la lesión, es fundamental mantener la calma. Si la herida sangra, aplique presión para detener la hemorragia. Si se sospecha de una lesión en el cuello, no muevas al niño, sobre todo el cuello, y llama inmediatamente a los servicios de urgencias

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Evaluación médica y tratamiento

En el Servicio de Urgencias se realizará una historia clínica para evaluar el mecanismo de la lesión y los síntomas asociados, seguida de una exploración física. Ésta incluirá la escala de coma de Glasgow, una prueba clínica que evalúa las respuestas motoras, oculares y verbales del niño

. La puntuación de la escala oscila entre 0 y 15 y permite estimar la gravedad del traumatismo y la probabilidad de daño cerebral sin necesidad de realizar ningún examen radiológico.

Las pruebas diagnósticas adicionales, especialmente las que implican una exposición no deseada a la radiación, como una tomografía computarizada, sólo deben realizarse cuando exista una justificación clínica, como en los casos de sospecha de TCE grave.

El tratamiento depende de la gravedad y el tipo de TCE, los síntomas, la edad y el estado general de salud del niño. Puede incluir reposo, aplicación de bolsas de hielo, desinfección de la herida, puntos de sutura, analgésicos (como paracetamol e ibuprofeno), medicación para las náuseas/vómitos y, en algunos casos, un periodo de observación en el hospital para controlar la evolución de los síntomas o cualquier lesión diagnosticada. En el caso de TCE más graves, puede ser necesaria una intervención neuroquirúrgica y una posible estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos o cirugía craneal.

Créditos: Imagen suministrada; Autor: Cliente; Dra. Inês Piscalho

Cuidados en casa y recuperación

Si el niño es dado de alta, debe mantenerse la vigilancia durante 24-48 horas. En casa, el niño debe mantenerse en un ambiente tranquilo, no debe ser forzado a comer y los líquidos deben ser ofrecidos en pequeñas cantidades para evitar vómitos, las heridas deben ser lavadas y desinfectadas, se puede aplicar hielo durante intervalos de 5 minutos y elevar ligeramente la cabecera de la cama (unos 60 grados).

Cada 2-3 horas, se debe hablar con el niño para ver cómo se encuentra y si sus respuestas son adecuadas, y aunque se le puede dejar dormir, es necesario despertarle algunas veces por la noche para comprobar su estado general, sobre todo para descartar somnolencia excesiva o dificultad para despertarse

.En los TCE leves, se debe asegurar un periodo de reposo físico y cognitivo durante 24-48 horas. Tras este periodo, el niño debe reanudar gradualmente sus actividades cotidianas con un esfuerzo creciente durante un mínimo de 24 horas, dando un paso atrás si los síntomas empeoran. Debe seguirse el mismo proceso para volver a la escuela y a actividades más exigentes desde el punto de vista mental. Todas las actividades cognitivas no esenciales (como jugar a videojuegos) sólo deben reintroducirse después de que se haya establecido una rutina física casi normal.

Si los síntomas persisten durante más de 4 semanas, el niño debe ser reevaluado, ya que podría tratarse de un caso de síndrome postconmocional. Puede considerarse la derivación a una consulta de Pediatría General. Si hubiera alguna alteración craneal, como hematomas o fracturas, el seguimiento será gestionado por neurocirugía

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Prevención

Se pueden tomar algunas medidas para ayudar a prevenir las LCT en los niños, tales como:

  • Supervisión estrecha hasta que el niño pueda caminar por sí mismo.
  • Puertas de seguridad y protecciones para los niños más pequeños
  • Garantizar que las zonas de juego sean seguras (superficies blandas o acolchadas)
  • Verificar el uso de asientos de seguridad y cinturones de seguridad en cualquier vehículo
  • Asegurarse de que se utiliza el casco cuando se monta en bicicleta, patinete, patines, monopatín o esquí

Dra. Inês Piscalho

Interna de Pediatria

Dra. Luísa Gaspar

Pediatra

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