"Las soluciones de vivienda sostenible presentan beneficios económicos que se pueden ver en el plazo de muestra de 2 a 6 años" - Nuno Fidelis, Arquitecto Consultor

Legislación sobre sostenibilidad de la vivienda en Portugal

Aunque la legislación portuguesa ha establecido normas de aclimatación de los edificios, que buscan gravar el coste de las viviendas entre un 2% y un 4% del valor total de compra, esto no ha servido todavía para sensibilizar al comprador. En la mayoría de los casos, el objetivo, desde la perspectiva de los compradores, es ahorrar en el coste total, a veces sin tener en cuenta los costes futuros.

En cuanto a la eficacia sostenible, si no se dispone de fuentes de energía renovable (por ejemplo, paneles solares, acumuladores de energía), los métodos más apropiados en los que hay que pensar en la fase de construcción son la incorporación de la ventilación natural y la calefacción por suelo radiante, que siempre implican costes adicionales, previstos en más o menos 42 euros por metro cuadrado.

Sensibilizar al mercado de compradores de vivienda

Uno de los problemas planteados por Nuno Fidelis, arquitecto que trabaja como consultor inmobiliario, parece ser que la climatización es sólo una solución para ahorrar dinero cuando se habla de soluciones de energía renovable para las viviendas. Además del coste que supone su implantación en el proyecto (2-4%), el beneficio económico sólo se obtiene si el cliente del edificio es el consumidor final.

Sin embargo, si la inversión tiene como objetivo final la reventa no será el vendedor quien recoja este beneficio, que se puede notar en el corto plazo de 2 a 6 años. El vendedor ve los beneficios en una certificación energética más alta y quizás en un precio final de venta más alto. No aprovechará las soluciones sostenibles puestas en marcha en cuanto a la eficacia de la facturación mensual, por ejemplo. Como se ha observado a lo largo de los años, el consumidor no está sensibilizado al respecto y este factor deja de ser prioritario.

Fidelis sugiere que el problema no radica únicamente en las nuevas construcciones actuales y futuras, sino esencialmente en las viviendas construidas con anterioridad. Esta situación se agrava en las viviendas construidas en el siglo pasado, donde las malas prácticas eran graves y, en muchas ocasiones, cuando se busca dar un giro a estos proyectos, lo que más importa es la inversión, despreciando soluciones sencillas para un producto final energéticamente eficiente.

Cambios introducidos por la Unión Europea

El presidente de la Asociación Portuguesa de Profesionales y Corporaciones de la Mediación Inmobiliaria(APEMIP) confirma que el mercado inmobiliario aún no ha dado gran importancia a la vida sostenible y ésta parece ser considerada como una cuestión nueva, de la que no se ha concienciado al consumidor comprador. Este refuerzo no ha venido ni del mercado inmobiliario, ni del Gobierno portugués.

Podría decirse que los verdaderos cambios tienen que llegar hasta la pirámide, desde la Unión Europea y luego bajar hasta los representantes del Gobierno. La UE podría reorientar los fondos, asignándolos específicamente a la construcción de un futuro residencial sostenible. Fondos que respondan a criterios rigurosos, que vayan más allá de la inclusión de la calefacción por suelo radiante y la ventilación natural.

Si asumiéramos la adaptación y posterior incorporación de los coches eléctricos en nuestras carreteras y calles, los incentivos iniciales provenían de la UE y luego eran supervisados por cada uno de los gobiernos europeos. El mismo enfoque podría adoptarse en esta industria. Tal vez las sugerencias futuras podrían consistir en reducir el impuesto anual sobre la propiedad o el impuesto sobre las transacciones de venta para las soluciones de vivienda sostenible, o incluso se podría dar prioridad de aprobación a los proyectos de "energía cero".