Pero muchos de nosotros damos por sentado que tenemos cerebro.


Al igual que podemos proteger otras áreas de nuestra salud, podemos tomar medidas para mantener nuestro cerebro sano y reducir el riesgo de desarrollar demencia en el futuro.


Podemos mantener nuestro cerebro en forma, igual que hacemos con nuestro cuerpo. Las investigaciones demuestran que cuidar el corazón, poner a prueba el cerebro con regularidad y mantenerse conectado socialmente también puede ayudar a reducir el riesgo de demencia en etapas posteriores de la vida.


Ama a tu corazón



¿Quieres darle amor a tu cerebro? Una de las cosas más importantes que puedes hacer es ser amable con tu corazón.


Sabemos lo importante que es para el corazón mantenerse físicamente activo, comer sano y no fumar. Pero menos gente se da cuenta de que hacer esas mismas cosas puede ayudarnos a mantener en marcha el cerebro.


Por ejemplo, mantenerse físicamente activo no tiene por qué significar ir al gimnasio. Puede ser bailar en la cocina o caminar a paso ligero en vez de coger el autobús.


Mantente alerta



Desafiar regularmente a su cerebro y dedicar tiempo a su bienestar mental puede ayudarle a protegerlo a medida que envejece.


Un amplio estudio sobre personas mayores de 65 años en China demostró que quienes leían libros y periódicos con más regularidad y jugaban a juegos de mesa o cartas tenían menos riesgo de demencia.


Los investigadores creen que la actividad mental ayuda a aumentar la "reserva cognitiva" de una persona. Se trata de una especie de capacidad de recuperación que protege al cerebro y le permite reconectarse formando nuevas conexiones entre las células cuando las viejas están dañadas.


En resumen, tener un alto nivel de reserva cognitiva ayuda al cerebro a sobreponerse y seguir funcionando, incluso frente a los daños de enfermedades como el Alzheimer.


Manténgase conectado


Las investigaciones sugieren que el aislamiento social y la soledad están relacionados con un mayor riesgo de demencia, por lo que mantenernos conectados con las personas que nos rodean es otra buena forma de devolverle algo a nuestro cerebro.


Un importante estudio realizado en 2020 sugirió que el aislamiento social en la tercera edad podría ser un factor determinante en alrededor del 4% de los casos de demencia. Más recientemente, investigadores de China y el Reino Unido se han basado en este estudio y han descubierto que el aislamiento social está relacionado con un menor volumen cerebral en partes del cerebro asociadas con el aprendizaje y el pensamiento, así como con un mayor riesgo de demencia.


Mantenerse conectado no sólo es bueno para nuestra salud cerebral. Puede ayudarnos a sentirnos más felices y sanos en general, pasando tiempo con nuestros seres queridos, poniéndonos al día virtualmente con amigos más lejanos y estableciendo nuevas conexiones al unirnos a clubes o hacer voluntariado.


Varios estudios han sugerido también una relación entre la pérdida de audición y el riesgo de demencia. Los investigadores trabajan ahora para determinar si la pérdida de audición es un factor de riesgo en sí mismo, o si puede aumentar el riesgo de demencia al dificultar la conexión con las personas y el mundo que nos rodea.


Para más información, póngase en contacto con el Grupo HPA Saude en el teléfono +351 282 420 400.